Thursday, November 3, 2011

La lluvia sobre mí



A veces la vida parece más difícil de lo que es en realidad, e inclinarse hacia un lado y hacia otro lo único que demuestra es que no sabemos cómo permanecer por tiempo indefinido en uno de ellos.
La duda es lógica en el ser humano pero a veces hay que elegir…y elegir significa renunciar a otras alternativas. Tengo claro que las personas con gran riqueza espiritual son personas muy sensibles y sufren muchísimo en la vida. Tenemos que aprender a aprovechar nuestra sensibilidad para compartir nuestras emociones y nuestros afectos con las personas que tenemos cerca, que queremos y que nos quieren. No somos nosotros los que decidimos si lo que llevamos dentro es importante o no para otras personas, son ellas quienes lo valoran para estar o no a nuestro lado.

No podemos dejar que las emociones nos manipulen a su antojo porque si lo hicieran se convertirían en las dueñas de nuestras vidas. La sensibilidad debería de ser la capacidad que tenemos para apreciar lo que hay fuera, para asombrarnos de cada amanecer como si fuera el primer día, para mirarnos de frente y ver en la mirada del otro la amistad o el amor, pero nunca para herirnos. No somos dueños de lo que nos rodea pero podemos ser los amos de nuestros sentimientos, de nuestras decisiones y por lo tanto de nuestras vidas…
El pasado y el futuro no existen en el mundo real, no son cosas reales, existen en nuestra mente. Sólo podemos vivir el ahora y “El poder de lo simple”, nos ayudará como expresa Jorge Mariscal en su libro. Si no nos hacemos expectativas de futuro el presente no nos puede decepcionar.
Me asomo a la ventana y veo la lluvia caer…simplemente cae. 

                                                                                                                   Rosa




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