Mirarnos al espejo y ver si nos queda bien la ropa o si llevamos bien el maquillaje no tiene nada de raro. Dicen que podemos mirarnos al espejo hasta 70 veces al día, sin embargo, detenernos en cada superficie que refleje nuestra imagen para observar detenidamente nuestro cuerpo es síntoma de una adicción que se llama Captotrofilia.
Quienes la padecen son aquellas personas que se miran en el espejo de la pared en su habitación, en el retrovisor del coche, en las vitrinas de las tiendas, en la pantalla del teléfono, en los escaparates de las tiendas...
El comportamiento puede centrarse cada día en una parte diferente del cuerpo: unos días se centra en los abdominales otros en la nariz, en las piernas, el culo...
Los vulnerables a esta adicción no son sólo las mujeres sino también los hombres, cosa nada extraña en la actualidad, donde la metrosexualidad se ha convertido en parte de la cotidianidad masculina.
Lo aconsejable ante esta situación es acudir a un especialista ya que la causa es baja autoestima e inseguridad personal. Con terapia, la adicción se supera y el espejo dejará de ser tan importante.
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