Los hijos de la Tierra es el nombre de una hexología escrita por la estadounidense Jean M. Auel y traducidos al castellano por Leonor Tejada. Los hechos de la histoira ocurren en Europa durante el Paleolítico, a mediados de la Glaciación de Würm.
La protagonista , Ayla, es una mujer de cromagnon que me ha tenido enganchada a cada uno de los seis libros desde este verano y ahora que los he terminado siento un síndrome de abstienncia. Me falta algo por las noches cuando me voy a la cama.
Recomiendo le hexología completa a todos aquellos que no la conozcan y estoy segura de que el buen lector no se sentirá decepcionado.
El Clan del Oso Cavernario
Los cazadores de mamuts
Las llanuras del tránsito
La Tierra de las cuevas pintadas
La protagonista , Ayla, es una mujer de cromagnon que me ha tenido enganchada a cada uno de los seis libros desde este verano y ahora que los he terminado siento un síndrome de abstienncia. Me falta algo por las noches cuando me voy a la cama.
Recomiendo le hexología completa a todos aquellos que no la conozcan y estoy segura de que el buen lector no se sentirá decepcionado.
En la última fase de la Era Glacial, cuando neandertales y cromañones compartían la tierra, Ayla, una niña Cromañón de 5 años, queda aislada de su tribu por culpa de un terremoto y es acogida por un grupo de neandertales. Valiente e indomable la joven al principio inspira sorpresa, luego cautela y, por fin, es aceptada por parte del clan. Iza, la curandera y Creb, el Hombre Santo, cuidan de ella. Ayla se interesa por las cacerías y los preparativos de las armas, algo que está prohibido a las mujeres y que ella, no obstante, domina con maestría.
Tras ser expulsada del clan de los neandertales, la joven Ayla decide buscar a los de su propia estirpe, los cromañones, y emprende un viaje lleno de peligros y aventuras hasta que encuentra una cueva donde refugiarse durante un tiempo.
Su extraordinario instinto de supervivencia y su mente inquieta le llevarán a grandes descubrimientos como hacer fuego «de piedra» y domesticar animales, entre ellos, la yegua Whinney, que se convertirá en su fiel compañera. Por otro lado, tendrá que combatir la soledad y el dolor por ese hijo de 'espíritus mezclados' que tuvo que dejar atrás.
El destino conduce a Ayla hasta Jondalar, un hombre del clan de los zelandonii herido, a quien lleva a su cueva para curarlo. Durante estos meses de convivencia comparten conocimientos, aventuras y sentimientos.
Después de unos meses en el Valle de los Caballos, la pareja formada por Ayla y Jondalar inician un nuevo viaje. Cuando se encuentran con los mamutoi, un clan de cromañones, deciden permanecer una temporada con ellos.
Los mamutoi son cazadores de mamuts que ya utilizan los huesos y el marfil para tallar esculturas, construir viviendas y fabricar herramientas. Con la piel de los mamuts fabrican vestidos y, además de cazarlos, los honran espiritualmente.
En la relación entre Ayla y Jondalar surgen las primeras dificultades, cuando coinciden con Ranec, un hombre atractivo, de rasgos exóticos, que se enamora de Ayla.
Ayla y Jondalar se despiden de los cazadores de mamuts y emprenden un largo viaje a través de Europa que durará más de un año, hacia las tierras de Jondalar, territorio de los zelandonii, lo que hoy en día es el Sur de Francia.
La pareja, acompañada de dos caballos y un lobo amaestrado, se expone a grandes peligros al atravesar ríos, glaciares y desiertos. Pero también compartirá habilidades y descubrimientos con diversos clanes, con los que se encontrará a lo largo del camino.
A pesar de todas las dificultades a las que deben enfrentarse, la pareja, impulsada por el fuerte deseo de establecerse finalmente en un lugar y conseguir un hogar, decide continuar el trayecto a través de una tierra inhóspita y desconocida.
Tras un difícil viaje a través de Europa, Ayla y su compañero llegan finalmente a la Novena Caverna de los zelandonii, el hogar de Jondalar, hoy día en el valle de la Dordoña francesa.
Los zelandonii sienten fascinación por las nuevas ideas que aporta la joven pareja pero también se muestran recelosos. Les llaman especialmente la atención el portalanzas, una nueva arma de caza muy eficaz, así como el rápido método de encender fuego con pedernal y pirita de hierro; sin embargo, el lobo domesticado y el extraño acento de Ayla causan reticencia.
Pero, gracias a sus habilidades curativas, su inteligencia y sus conocimientos, la protagonista Ayla logra finalmente ser aceptada, formaliza su relación con Jondalar y encuentra en la líder espiritual de la Novena Caverna una nueva compañera con quien compartir sus conocimientos.
Hace ya muchos años que Ayla, la niña cromañón, fue expulsada del Clan del Oso Cavernario y que inició su largo viaje por todo el continente europeo. Finalmente, en este libro, La tierra de las cuevas pintadas, se ha establecido en la cueva de donde procede su compañero Jondalar, con quien ha tenido una muy deseada hija llamada Jonayla. La joven lucha por encontrar un equilibrio entre sus nuevas obligaciones como madre y su preparación para convertirse en líder espiritual y en curandera. Durante su formación queda muy impactada al contemplar las maravillosas pinturas que se encuentran en algunas cuevas y le ayudan a sentirse especialmente cercana a la Madre Tierra.
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